Capacidades Funcionales Diversas

2022-01-24 07:45:44

¿Qué es la Diversidad Funcional?

La diversidad funcional es un término alternativo al de discapacidad que ha comenzado a utilizarse por iniciativa de algunas personas afectadas, y pretende sustituir a otros cuya semántica hay quien considera peyorativa, tales como "discapacidad" o "minusvalía". Se trata de un cambio hacia una terminología no negativa sobre la diversidad funcional.​ El término fue propuesto y acuñado por Javier Romañach Cabrero en el Foro de Vida Independiente, en enero de 2005.

La diversidad funcional podría entenderse también como un fenómeno, hecho o característica presente en la sociedad que, por definición, afectaría a todos sus miembros por igual, debido a que durante la infancia y la senectud, todas las personas son dependientes. Dado que en la sociedad existen personas con capacidades diferentes entre sí, incluso grandes variaciones de éstas en un mismo individuo a lo largo de su vida, es posible afirmar que, en un momento dado, en la sociedad existe diversidad funcional del mismo modo que se observa diversidad cultural, sexual o generacional.

El cambio terminológico ha dado lugar también a una nueva manera de entender el fenómeno y ha significado la descripción de un Modelo de la Diversidad.

Existen muchas palabras ampliamente utilizadas en diferentes ámbitos para denominar al colectivo de personas con diversidad funcional. La más utilizada en España es "Minusválido": plazas de aparcamiento reservados para minusválidos, lavabo para minusválidos, pensiones para minusválidos, residencias para minusválidos, etc. Tanto en los medios de comunicación como en las calles, las personas con diversidad funcional forman parte de un colectivo "menos válido", o que "vale menos".

Por otro lado, en los textos jurídicos persiste esta terminología y se usan términos como incapacitación, incapacidad, discapacidad, invalidez (parcial, total, absoluta, gran invalidez), minusvalía y dependencia. Todos ellos resaltan el lado negativo de una realidad humana.

El término oficial para referirse a las personas con diversidad funcional es, por ahora, "personas con discapacidad", que es el concepto que recoge la Organización Mundial de la Salud en la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud y que la legislación internacional​ y las asociaciones representantes de personas con diversidad funcional emplean de forma mayoritaria.​

Con el término diversidad funcional, en el año 2005 Javier Romañach Cabrero, propuso una nueva visión que no es negativa, que no implica enfermedad, deficiencia, parálisis, retraso, etc. con independencia del origen patológico, genético o traumático de la diversidad en cuestión. No obstante, no se niega el hecho de que se habla de personas que son diferentes a la norma estadística, aplicada a personas con edad parecida, y que por ello realizan algunas de sus funciones de manera diferente a la media de la población.

El término diversidad funcional vendría entonces a ser un eufemismo por discapacidad, dado que a este último término se le suele otorgar una connotación peyorativa.

El Movimiento Internacional de Vida Independiente (MVI) considera que la terminología negativa viene derivada de la tradicional visión del modelo médico de la diversidad funcional, en la que se presenta a la persona diferente como una persona biológicamente imperfecta que hay que rehabilitar y "arreglar" para restaurar unos teóricos patrones de "normalidad". Para el MVI, tales patrones nunca han existido, no existen y en el futuro es poco probable que existan; precisamente debido a los avances médicos.

Desde esta filosofía, se considera que se construye el entorno dependiendo de una distribución sobre lo que es y no es normal en sentido estadístico. Esta distribución es subjetiva y cambia según las sociedades, los tiempos y los avances tecnológicos.6

Por el contrario, hablar de personas con diversidad funcional tiene que ver con sociedades que, siendo intrínsecamente imperfectas, han establecido un modelo de perfección al que ningún miembro concreto de ellas tiene acceso, y que definen la manera de ser física, sensorial o psicológicamente, y las reglas de funcionamiento social.

Para las personas con diversidad funcional, el modelo médico rehabilitador considera la inclusión en la sociedad de este colectivo a través del trabajo (Centro Especial de Empleo) o el estudio (Educación Especial), dictando desde fuera lo que debe hacer la persona. Bajo la perspectiva ideológica de la Diversidad Funcional se considera esencial apoyar la independencia en todos los ámbitos de la vida cotidiana: educación, trabajo, edificación, transporte, comunicación, información, ocio, etc. dando a cada persona las herramientas que precise para desarrollarse en esos ámbitos, de manera que tome el control de su propia vida.

Capacidades Funcionales. Actividades Básicas de la Vida Diaria

Las capacidades funcionales son todas aquellas habilidades de una persona que le permiten llevar a cabo actividades de la vida diaria sin supervisión ni asistencia por parte de terceras personas. Están estrechamente relacionadas con el concepto de autonomía, y se ven seriamente afectadas debido a distintas enfermedades, entre ellas las demencias como el Alzheimer.

Dentro de estas actividades podemos diferenciar entre las Actividades Básicas de la Vida Diaria (o ABVD) y las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (o AIVD).

Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD).

De acuerdo a la Ley española de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia (conocida comúnmente como Ley de Dependendia), las Actividades Básicas de la Vida Diaria son aquellas tareas más elementales de la persona que le permiten desenvolverse con un mínimo de autonomía e independencia.

Dentro de estas podemos destacar:

  • Alimentación:
  • La capacidad de alimentarse incluye la habilidad de llevarse el alimento a la boca e ingerirlo, usar los cubiertos y la servilleta adecuadamente, servirse líquidos en el vaso y beberlos, cortar y pelar alimentos. Todo ello de forma adecuada y en un tiempo razonable.

    Esta capacidad es una de las últimas que se pierde por completo, comenzando su deterioro en la fase intermedia de la EA. Los modales empiezan a deteriorarse, la persona olvida cómo usar los cubiertos, y se alteran los hábitos de apetito. En última instancia, se pueden presentar dificultades para tragar y la persona puede tener que ser alimentada por un cuidador o a través de una sonda.

    La capacidad de alimentares se pierde poco a poco, pero es de las últimas en desaparecer por completo.

  • Higiene y aseo personal:
  • Aquí se incluye el lavado de manos, dientes y cara, el peinado, afeitado o maquillaje (dependiendo de la persona) y el baño o ducha del cuerpo completo. Ya en las primeras etapas el paciente comienza a descuidar su aspecto y cuidado personal, y ese deterioro avanzará según se altere la memoria y la movilidad.

    La persona enferma puede olvidar cuándo se lavó por última vez, o tener problemas para terminar la secuencia de alguna de estas actividades u olvidar el orden, como el lavado de dientes. En la fase intermedia, con el apoyo de un cuidador, puede llevar a cabo por sí misma ciertas partes del proceso. Sin embargo, al final de la enfermedad depende totalmente de la ayuda de otra persona.

  • Vestido:
  • La capacidad para vestirse y desvestirse también comprende habilidades como abrochar o abotonar prendas, calzarse y atarse los zapatos, o elegir la vestimenta adecuada de acuerdo a la estación del año.

    Debido a la alteración de habilidades motoras como la planificación y la secuenciación de acciones, y el deterioro del esquema corporal, la capacidad para vestirse de manera autónoma se ve pronto dañada y empeora a lo largo de la enfermedad. La persona se cambia con menor frecuencia de ropa, altera el orden de esta o el lugar donde se coloca, o elige prendas que resultan inadecuadas para la temperatura exterior. Durante la fase intermedia de la EA, con asistencia de un cuidador, puede llevar a cabo parte del proceso, pero al final es incapaz de ello.

  • Control de esfínteres:
  • El control de la micción y la deposición también comprende el uso adecuado del inodoro para ello, tanto de día como de noche. A lo largo de la enfermedad se deteriora la orientación para llegar al aseo, por lo que el paciente puede hacer sus necesidades en otra parte. También se daña la capacidad de completar el proceso con acciones como limpiarse o tirar de la cadena al terminar. La incontinencia aparece más adelante, generalmente la urinaria en primer lugar, y puede dar lugar al uso de pañales, que pueden ser rechazados por el paciente. Sin embargo, según avance la EA, estos serán necesarios de forma continua.

  • Movilidad funcional:

La capacidad motora es una habilidad cognitiva, así que ya hemos hablado de ella en el apartado anterior. Por lo tanto, aquí solamente incluiremos algunas de las consecuencias que esta alteración supone para las principales actividades de la vida diaria de la persona que sufre Alzheimer.

En primer lugar, se dificulta seriamente la deambulación independiente y la capacidad para subir y bajar escaleras. Al inicio y en la fase intermedia, la marcha se reduce a un vagabundeo inseguro y sin rumbo fijo. Para evitar caídas, se pueden utilizar ayudas técnicas como barandas, andadores, bastones, o la asistencia de otra persona. Más adelante, es posible que la persona se vea confinada a una silla de ruedas y solo sea transferida de esta u otro asiento a la cama. Al final de la enfermedad también se puede ver perjudicada la habilidad para inmovilizar el propio cuerpo, necesitando ayuda para girarse en la cama o incorporarse.

La movilidad se reduce considerablemente a lo largo de la EA.

Fuente: Wikipedia, Aulafácil, El Tertuliadero, Denkomesa

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